Reflexionar sobre el consumo desde la experiencia: Taller de gestión de riesgos en el Área Calle
- José Bezanilla C.
- 8 abr
- 3 Min. de lectura

Durante el verano el equipo del Área Calle de Fundación Cristo Vive llevó a cabo el tercer taller grupal del ciclo de verano, centrado en la gestión de riesgos asociados al consumo de drogas.
La actividad fue un espacio seguro de conversación, donde personas en situación de calle pudieron reconocer los efectos del consumo, compartir sus vivencias y explorar estrategias de cambio desde sus propias experiencias.
Jimmy Bustamante, parte del equipo que facilitó el encuentro, explica por qué es fundamental abordar este tema en el trabajo cotidiano con personas en situación de calle:
“Si bien el fenómeno de calle es diverso y multidimensional, el consumo de drogas es una de las principales razones por las que las personas terminan rompiendo vínculos familiares y entregándose a la satisfacción inmediata del deseo que entrega la droga, sin lograr visualizar un horizonte más allá de ella".
"Por eso es importante generar estos espacios de reflexión, que permitan ver y comparar (a partir de la experiencia de otros) qué es lo que la droga entrega, qué exige, y cómo resistir sus efectos en la vida particular de cada uno”.
El taller se estructuró en torno a preguntas que invitaron a mirar hacia el pasado y conectar con las propias motivaciones: ¿Qué soñabas ser cuando eras niño?, ¿Cómo ha influido el consumo en esos sueños? Estas preguntas dieron paso a un conversatorio profundo, donde se reconocieron tanto similitudes como diferencias en las trayectorias de vida de quienes participaron.
Uno de los momentos clave fue el visionado del cortometraje animado Nugget, que sirvió para reflexionar sobre el consumo. Luego, se desarrolló la dinámica del Triángulo del Consumo, una herramienta que permite analizar el vínculo con las sustancias desde tres dimensiones: la persona (y su salud física, emocional y motivacional), la sustancia y el contexto de uso.
Jimmy comenta que entre las principales reflexiones que surgieron estuvo la importancia de entender cómo los hábitos, rutinas y condiciones de salud pueden marcar la diferencia frente a los efectos del consumo, y cómo es posible establecer nuevas relaciones con él en la medida que se reconocen y gestionan estas variables.
Actualmente, 22 personas del programa Calle están en tratamiento activo, ya sea en COSAMs, comunidades terapéuticas ambulatorias o residenciales, o a la espera de iniciar procesos de desintoxicación en el Hospital Horwitz. Sin embargo, como señala Jimmy:
“Es necesario continuar la problematización con el resto de los participantes, manteniendo la premisa de que cada persona tiene sus tiempos. Y también entendiendo que el tiempo, como recurso, es escaso y debe cuidarse antes de que se acabe: ya sea el tiempo del acompañamiento que entrega el programa, las pocas oportunidades de superación o, simplemente, la vida”.
El taller también fue una oportunidad para dar a conocer redes de apoyo disponibles para quienes desean iniciar un tratamiento o profundizar su proceso de cambio. Entre las principales se mencionaron:
Comunidad terapéutica Talita Kum (Conchalí)
Comunidad terapéutica Trampolín (Puente Alto)
Hospital Psiquiátrico Dr. Horwitz Barak (Recoleta)
Programa de Atención Ambulatoria en Salud Mental (Recoleta)
Para cerrar la jornada, se realizó una dinámica de risoterapia, donde cada persona verbalizó emociones o actitudes que desea dejar atrás, inflando un globo con cada una de ellas, y luego reventándolo como gesto simbólico de transformación.
El taller fue, por tanto, una invitación a mirar de frente la realidad del consumo, pero también a imaginar otras formas de vivir, con apoyos concretos, escucha activa y respeto por los procesos individuales.
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